sábado, 3 de marzo de 2007

puedo y no quiero... o quiero y no puedo?

Decia hace poco Ian Dale, guru de los bloggers politicos en el Reino Unido, que es fundamental que se dejen entrever los asuntos personales...

Ahora mismo tendría que estar en el avión que aterriza en Biarritz, para llegar hasta Pamplona, a pasar esta noche alla, para volver a Londres mañana temprano. Suena a locura, ir, esta vez sí, para poco mas de doce horas... Pero no sería la primera vez, que lo sabéis.

Hubiera preferido que el autobús que esta mañana me traía a Londres nunca llegara, y así haber podido aliviarme de mi castigo por indecisión. Pero no ha sido así, y por diez minutos me he sentido, allí sentada en la estación victoria (irónico lo del nombre) como en esas películas en las que la vida pasa de pronto fusilada en un minuto de fotogramas... Y si me subo? Y si no?

Pues no. Aún no tengo claro si ha sido cobardía o sensatez... Demasiada?

Hoy echaré de menos más que nunca a los que yo dejé como pinteros, raza que parece haber mudado la piel para aclimatarse a otros parajes en los que encontraría difícil mi camuflaje.

Echaré de menos celebrar el pistoletazo de salida hacia la carrera con meta en el cuarto de siglo de quien fue, y no es... O es aunque no ha sido...

Echaré de menos ese guiño con sonrisa que desvía la mirada, mientras se van acercando los pasos de un baile... se acercan hasta quemar, pero eso ya lo sabías. Ese mismo baile que busqué hace poco, sabiendo que no lo encontraría.

Y lo echaré de menos sabiendo que en mi mesilla queda el billete, la tarjeta de embarque y el pasaporte. Sabiendo que pude, y que no quise...

O que quise... Pero no pude.

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