miércoles, 1 de junio de 2005

cronicas agridulces

Creo que es la forma más fidedigna de expresar mi (puedo atreverme a decir nuestro?) estado actual. De pronto soy consciente de que no me remito al blog más que en esos casos de felicidad, que tarde o temprano van seguidos de una reflexión de estas cenizas: ahhh!!! si la menos durara para suiempre. Si supiera que esto es repetible... Pero no amigos. El paso del tiempo, inevitable por cierto, nos obliga a ir cerrando etapas. Inevitablemente se acerca el cierre de una de las más bonitas. Y este sábado supuso uno de los broches de oro.
Las cosas arrancan el mismo viernes. Con el último programa en directo desde los estudios de la 98.3 La sensación de tristeza era inevitable. Además, salió francamente bien. Pero ese día terminaba uno de nuestros proyectos más queridos en este último curso de carrera.
Y ¿el sábado? Ahhhh... El sábado. Histórico. Por fin emitimos un informativo "razonablemente bueno", y sin ser digno de esos comentarios tan cariñosos de desastroso... a la papelera. Pero creo que eso no fue lo mejor, que mira que no fue poco. La cena... y todo lo que vino después, empezando por una inquisidora sobremesa y terminando en el frío amanecer en la entrada de marengo (a algunos nos cogio la lluvia) son unos de los momentos más grandes que nos llevamos de los últimos cuantro años en esta facultad. Creo que aún no ha pasado el tiempo suficiente como para poder contar todo lo que pasó. Aún estoy con esa sonrisilla bobalicona que le vuelve a uno medio imbécil. Aún así quiero agradecer desde aquí, con la confianza de que nadie lo leerá, a todas las personas que conviriteron este sábado en una fecha histórica, de esas que, según mastercard no tienen precio. Desde Josemi... (de pronto, alma de las fiestas), hasta el pequeño saltamontes, pasando por ese chupuito de tekila de nerea, incluso por los ambientes de amistad recuperados con personas con las que jamás esperé recuperarlos, y por supuesto por las continuas confidencias compartidas con mi otra palomitera... Pero pienso que el grande de la noche fue Pedro. A él, por esa noche, por este curso y por todo lo que venga después: muchas gracias.